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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Preparándonos para la escasez energética

En los años que se nos avecinan, vamos a tener que cambiar muchos usos y constumbres heredados del siglo XX. El siglo pasado se caracterizó por un crecimiento económico sin precedentes fruto de el uso de una fuente de energía muy barata: el petróleo. Aunque cada vez menos, el petróleo es una fuente de energía que no necesita a su vez mucha energía para ser extraída y procesada (ver concepto de TRE o EROEI). Además, el petróleo es un combustible de altísima densidad energética, es decir, con mucha energía por unidad de volumen, lo que ha posibilitado el transporte aéreo y por carretera basado en motores de combustión interna.

Pero la producción de petróleo se está estancando, mejor dicho, cada vez hay menos petróleo fácil de extraer (en términos energéticos) y de calidad, y la demanda crece, debido a las economías emergentes. Esto nos va obligar en un futuro próximo a cambiar nuestra forma de vivir. Por ejemplo, con el combustible de gasoil (ahora a 1,35 euros / litro) quizá a 2 - 3 euros litro y la bajada de nuestro poder adquisitivo que se está produciendo de una forma simultánea, pues nos tendremos que plantear cada desplazamiento que querramos hacer en coche. Se va acabar eso de ir a otra ciudad sólo para ir de compras o ir al cine, o la comodidad de pequeños desplazamientos en coche de forma individual. A mi entender, sólo va a merecer la pena el automóvil para desplazamientos de tipo medio (50-500 km) y de varias personas, por supuesto.

Las nuevas situaciones obligan a replantear nuestros paradigmas en el transporte. Habrá que basar el transporte en vehículos menos potentes, por ejemplo bicicleta o bicicleta eléctrica, problamente introducir de forma masiva el coche eléctrico o híbrido con motor de explosión bastante menos potente de lo que ahora estamos acostumbrados. Desde luego utilizar el transporte público, con especial énfasis en el metro/ferrocarril. Los políticos tendrán que dar el peso que se merece a un buen ferrocarril de cercanías (y metro) y al transporte ferroviario de mercancías, y no cegarse por el tren de alta velocidad, sólo utilizado por una élite y de alto coste (aunque quede muy bien la foto de las sucesivas inauguraciones).

Habrá que replantear otras muchas cosas de nuestro funcionamiento como sociedad, como por ejemplo fomentar el comercio de proximidad y el teletrabajo. ¿Para qué me voy a comer unas patatas que vengan de Galicia (a 1000 km de Barcelona) cuando me puedo comer las de Barcelona? No es necesario transportar las patatas tanta distancia. En cuanto al teletrabajo, se deben buscar fórmulas que eviten un desplazamiento diario a lugar de trabajo, siempre que sea posible. Es una situación habitual que mucha gente trabaje en la gran ciudad (e. g. Barcelona) pero que vive a 20-30 km, donde la vivienda es más asequible.

Otra tendencia a la que se va a dirigir nuestra sociedad es a un mayor autoconsumo energético y alimentario. Para quien pueda, va a ser muy ventajoso instalar por ejemplo unos paneles solares térmicos y fotovoltaicos para una mayor autarquía energética (ya esto está promovido por las nuevas directrices y leyes). Es decir, vamos a hacia una generación y consumo de energía más distribuido. Algo análogo va a pasar con los alimentos. Los huertos urbanos van a volver a ploriferar como pasaba hace 30 años en los países mediterráneos, el área Metropolitana de Barcelona era un ejemplo. Con un nivel de vida mucho más bajo, el tener una aportación directa de alimento va a ser algo muy apreciado.

Si la energía más cara, el nivel de consumismo de la sociedad va a tener que bajar: se tenderá a producir  menos cosas inútiles (o prescindibles) cuya fabricación gaste demasiada energía. Se deberá reducir los envases plásticos (más venta a granel) que acaban en los vertederos muchos de ellos no reciclados. Se va tener que promover mucho más la reutilización y el reciclaje. Es muy probable que volvamos a los envases de vidrio retornables. En definitiva, adoptar técnicas que ya utilizaron nuestros abuelos, los que pasaron la postguerra: aprovechamiento de los recursos, casi nunca tirar comida, y hacer durar los aparatos, por ejemplo. Todo esto no significa que vaya a bajar nuestra calidad de vida (que depende de muchos parámetros), sólo que será muy distinta.

Más datos en:

http://crashoil.blogspot.com/
http://www.solarimar.com/index.php/es/noticias/73-new23
http://www.elpais.com/articulo/economia/seran/edificios/2019/elpepueco/20090515elpepueco_2/Tes

Un saludo

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